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miércoles, 27 de abril de 2011

Paco Mesa & Lola Marazuela



Entre el 1 de abril y el 22 de mayo, la galería sevillana Alarcón Criado presenta una exposición de Paco Mesa y Lola Marazuela titulada Paralelo 45º 25´ Norte: Caspio - Aral. Se trata de un proyecto consistente en dar la vuelta al mundo sobre este paralelo terrestre (que pasa por Francia, Italia, Croacia, Serbia, Rumanía, Ucrania, Rusia, Kazajstán, Uzbekistán, China, Mongolia, Japón, EEUU y Canadá) señalizándolo cada 100 Km. o menos, con una placa metálica. Hasta ahora han colocado y documentado 81 placas entre EEUU y Canadá, 40 entre Francia y el estrecho de Kerch (Crimea), 28 en Mongolia y 7 entre el Mar Caspio (Kzajastán) y el Mar Aral (Uzbekistán). Estas últimas son mostradas por primera vez en esta exposición tras un viaje realizado gracias a una beca del MUSAC en Octubre-Noviembre de 2010).



En palabras de esta pareja de artistas, su proyecto debe entenderse como:
- una idea radical de dibujo
- una aventura
- una misión de exploración geográfica
- una disciplina
- una línea donde se juntan Arte y Vida



Se trata de una propuesta donde, como veremos a continuación, se juega siempre con los límites que ella misma se plantea.

Resulta evidente que este trabajo tiene un elemento importante de intervención en el paisaje. Las fotografías, siguiendo la estela de Smithson, no son sino el testimonio de algo que se realizó siempre en otro lugar, en el cual el espectador difícilmente va a estar presente.
Por otra parte, podemos considerar, tal y como los artistas nos invitan a hacer, este trabajo como un gran dibujo realizado a escala 1:1. Las placas son puntos que jalonan esa linea recta invisible, solo registrable con instrumentos de medición de precisión científica. De estos rasgos se desprende un primer límite: la propuesta de Mesa y Marazuela tiene mucho más de declaración de intenciones que de realización efectiva, ya que el conjunto de estacas no sobrevivirá al cierre del paralelo por parte de los autores (el tiempo, la naturaleza, la mano humana intervendrán de una forma que se escapa a su control), el propio recorrido se está realizando en tramos discontinuos, sin seguir una dirección y, además, no se marcarán los lugares cubiertos por mares y océanos. Podríamos pensar así el paralelo de Mesa y Marazuela como una asíntota: línea recta (la que ellos dibujan) que se acerca de continuo a otra función (en este caso el Paralelo 45º 25' norte)




Ya hemos avanzado la necesidad de la fotografía como elemento indispensable para dar cuenta, al menos de forma fragmentaria y escalonada, de ese recorrido. Junto a ella, la experiencia subjetiva del viaje es el otro elemento que interviene necesariamente para dar sentido a la empresa. Así no resulta arbitraria la elección del paralelo que trascurre por Venecia, la ciudad de la que partió Marco Polo forjando toda una mitología occidental del viaje. Con todo, aquí volvemos a encontrar un segundo límite, el de la transmisión a otro de la experiencia subjetiva. Los demás sólo podrán acceder a esa experiencia de forma vicaria.

Por ello, en su obra, Paco Mesa y Lola Marazuela apuntan valientemente hacia una poética de los límites de los representable y de lo comunicable.




Este proyecto no puede dejar de recordar a Borges. La referencia más evidente se puede encontrar en Del Rigor de la Ciencia, que cuenta la elaboración de un mapa que coincidía puntualmente con el Imperio que pretendía representar y que acaba convertido en despedazadas ruinas "habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas". Ya hemos señalado cómo, antes de completarse, el círculo que (re)dibuja el paralelo 45º 25´ estará deshecho.

Con todo, puede ser otro texto de Borges, el que ayude a dar luz a eso que hemos calificado antes como una poética de los límites. Se trata de Argumentum ornithologicum:

Cierro los ojos y veo una bandada de pájaros. La visión dura un segundo o acaso menos; no sé cuántos pájaros vi. ¿Era definido o indefinido su número? El problema involucra el de la existencia de Dios. Si Dios existe, el número es definido, porque Dios sabe cuántos pájaros vi. Si Dios no existe, el número es indefinido, porque nadie pudo llevar la cuenta. En tal caso, vi menos de diez pájaros (digamos) y más de uno, pero no vi nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres o dos pájaros. Vi un número entre diez y uno, que no es nueve, ocho, siete, seis, cinco, etcétera. Ese número entero es inconcebible; ergo, Dios existe

Este texto de Borges nos puede ayudar, al menos, a postular la posibilidad de un cierre del trabajo que estamos examinando. Un cierre que, en definitiva, le aporte sentido. Dados los límites antes señalados, el dibujo de Mesa y Marazuela sólo podrá ser contemplado por un observador parcial, limitado en el tiempo y en el espacio, o por los propios actores de esa experiencia con la consiguiente subjetividad. O bien, este trabajo postula la necesidad de un observador trascendente o utópico que pueda completar esa labor y sancionarla.



La obra de Mesa y Marazuela no pretende demostrar la existencia de Dios, pero sí reclama una sanción positiva. En esa línea, dos recursos vienen a llenar ese vacío.

En primer lugar, si hablábamos antes de experiencia individual, corresponderá al discurso de la experiencia artística el darle una legitimidad. Para ello podríamos remontarnos a la visión romántica del artista, como individuo que, partiendo de lo subjetivo hace algo que consigue, no obstante, comunicar una "verdad" válida para todos los demás humanos. No en vano, el romanticismo privilegiará el viaje como tema y manera de unir arte y vida y, más allá de las placas colocadas, Mesa y Marazuela, documentan su experiencia del viaje para nosotros que la recibimos como una experiencia no común y, por lo tanto llena de sentido.

En segundo lugar, se le ofrece al propio stablishment artístico la posibilidad de refrendar este trabajo. En ese sentido, la elección de Venecia, además de ser la cuna de Marco Polo tiene otra implicación, por cuanto es la (santa) sede de la Bienal, verdadero ojo utópico capaz de sancionarlo todo.

En resumidas cuentas, lo que reclama Paralelo 45º 25' Norte es la existencia de los mitos, tomen la forma que sea: el viaje, el arte, la vida.

martes, 26 de abril de 2011

Santiago Sierra: NO


Hasta este próximo 1 de mayo se puede ver en el Artium de Vitoria la muestra de Santiago Sierra No, global Tour. La exposición, bastante breve (salvo que se opte por ver al completo el vídeo incluido), ofrece poco más que varias versiones de la palabra NO, en distintos soportes. A pesar de la incontestable trayectoria crítica y subversiva del autor, dado el eco mediático precedente, al espectador le resulta difícil no tener en mente el rechazo por parte del artista del Premio Nacional de Artes Plásticas el pasado año. El contenido de la muestra, en cualquier caso, no ayuda demasiado a pensar en algo muy distinto, pues no parece testimoniar otra cosa que el recorrido de esas dos grandes letras a bordo de un camión a través de diversos lugares del mundo desarrollado, más o menos intercambiables, entre personajes de rostro borrado.



La pregunta obvia que se hace el espectador es el sentido de ese NO en mayúsculas y ahí radica, problablemente la ambigüedad y el límite de la propuesta de Sierra. Evidentemente ese mensaje de negación es coherente con toda la creación anterior de Sierra, atenta a hacer explícitos los mecanismos de marginación y dominio que subyacen en nuestra cultura. Sería en ese caso un intento de subversión o insumisión desde el corazón mismo del sistema artístico (relato privilegiado y muchas veces legitimador de esos procedimientos de exclusión y explotación). Sin embargo, el desfile de esa palabra a lo largo de carreteras, su costosa instalación en distintos lugares (sean espacios abandonados o flamantes centros de arte) no acaba de concretarse en ningún mensaje concreto. Al fin y al cabo decir NO, no deja de ser un gesto vacío de contenido, que puede llenarse por cualquier significado, incluidos los más reaccionarios. Constantemente recibimos indicaciones u órdenes para que digamos NO (a las drogas, a la conducción temeraria, a las prácticas sexuales de riesgo, al pecado...) convirtiendo a esa palabra en una de las principales manifestaciones de la LEY, también con mayúscula.



Al no optarse abiertamente por ninguna de las dos opciones (el rechazo o el abrazo de lo institucional), la negación se transforma en una interrogación sobre la legitimidad para decir NO y el hecho de hacerlo, al menos desde la institución cultural, en un mero gesto estético, cuando no retórico. Así, el rechazo del Nacional de Artes Plásticas por parte de Sierra, al aducir que era otorgado por "un estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local", provoca inquietantes dudas. Pues ¿quién financia los museos donde se expone la obra de Sierra? ¿con qué finalidad? ¿en qué sistema económico se insertan las galerías donde sus obras se pone a la venta? ¿quiénes les compran? ¿cómo se ganan la vida esos compradores? ¿dónde invierten su dinero? El propio Sierra no se llama a engaño y no duda en definir sus obras como "objetos de lujo".

En definitiva, vuelve a planear la vieja cuestión de la relación entre el arte y la política (revolucionaria). Si el primero puede transmitir algún mensaje subversivo, es a riesgo de acabar, una y otra vez, asumido por el propio sistema contra el cual pretende erigirse pues, ya lo decíamos antes, el arte no es sino uno de sus discursos legitimadores.



El mejor resumen de esas contradicciones, y puede que la propuesta más poética y sugerente, es ese NO en mármol de Carrara recubierto de vaselina, aunque alguno pueda echar en falta que a esa sustancia no se le haya añadido un poco de arena.

lunes, 25 de abril de 2011

Propósito inicial

El propósito inicial de este blog es el de crear un lugar donde volcar mis reflexiones sobre autores, obras, exposiciones así como sobre cualquier otro aspecto relacionado con el arte contemporáneo.
Pasear la mirada. Dado que no hay percepción que no esté condicionada por las ideas previas, por la experiencia, por gustos o deseos, que no hay visión inocente ni ojo completamente neutro, esa mirada paseante es, por fuerza, una mirada pensante. Este espacio nace así para dar cabida, y un poco de orden, a esos pensamientos fruto de la contemplación de las obras de arte.